Expectativas y frustración consecuente, se podría decir que es uno de los grandes temas que suelen aparecer bastante en terapia, es esa sensación de haber puesto mucho, y en más de una ocasión recibir más bien poco, en otras ocasiones es literalmente en sentido contrario, es decir recibir algo totalmente inesperado y considerado impropio.

No es un tema sencillo de gestionar el de las expectativas y la frustración consiguiente, si bien es cierto que en mis sesiones terapéuticas siempre comienzo recordándole a los pacientes que no somos responsables de los demás ni evidentemente podemos ejercer ningún tipo de control sobre sus opiniones o actuaciones.

Muchas ocasiones asumimos como una verdad absoluta lo que se nos está comunicando por parte de otras personas, ya sean sus opiniones o incluso juicios, cuando con toda probabilidad no sé esté en posesión de la verdad absoluta.

 Lo que trato de que entiendan mis pacientes es que es algo tan sencillo como que esa persona cuando ha emitido determinado juicio, ha realizado o no determinada acción, más o menos esperada, lo ha hecho bajo su prisma es decir bajo su realidad percibida, que de ninguna forma o manera tiene que ser la que nosotros percibimos.

Es bajo esa singularidad de cada individuo, el criterio bajo el cual debemos tratar de formarnos expectativas realistas, lo que probablemente disminuya en gran medida nuestro grado de frustración

En mi consulta en Gandia veo muchos casos de personas que vienen con ciertas expectativas frustradas referentes a distintos ámbitos de la vida, ya sea familiar, ámbito laboral, también en pareja y como no las relaciones sociales.

Una buena gestión de las emociones nos llevará a una gestión más adecuada e interpretación más realista de nuestras propias expectativas y de aquellas que podemos generar o esperar de los demás.

 Es decir , la gestión emocional adecuada tras una frustración por expectativas, puestas en algo en alguien nos llevaría directamente a regular adecuadamente esta emoción tan natural en el ser humano

 A mis pacientes principalmente les introduzco en el mundo de las emociones y de su gestión adecuada como herramienta básica a la hora de fortalecer o desarrollar una buena inteligencia emocional que les permita gestionar adecuadamente la frustración que puede salir de la creación de unas determinadas expectativas.

Expectativas frustradas como fuente de crecimiento y creatividad.

Uno de los ejemplos más clásicos es crearse expectativas  unas en relaciones sociales que luego no se ven cumplidas bien por exceso o bien por defecto de la conducta esperada.

 En este caso por ejemplo se impone recordar a nuestros pacientes que la frustración, como emoción natural, tiene su propia función en el organismo humano y es la de incrementar los procesos creativos, buscando en el caso que sea necesario nuevas maneras nuevos caminos a la hora de conseguir nuestros objetivos o metas en la vida.

Expectativas y desesperanza creativa. 

Nada puede haber más gratificante para el individuo que de unas expectativas frustradas llegar a generar un crecimiento personal, ligado a nuevos aprendizajes por ejemplo y nuevas maneras de encauzar la realidad a través de una buena gestión emocional.

Imaginemos por ejemplo la típica situación en que un jugador de fútbol tiene la expectativa de que va a poder jugar tal partido, es decir de que va a ser convocado, o se le va a informar de que tal día es la final de tal y él evidentemente espera a ser convocado.

 Es uno de los típicos casos que les propongo a los pacientes y les comunicó que me digan como resolverían esta expectativa a frustrada cuando no se le llama, ni se le informa o convoca, en la mayoría de casos las personas trataremos de averiguar el porqué ha sucedido esta situación, cosa que tampoco es que esté mal, lo que sí que nos perjudica es la rumiación de pensamientos que viene con posterioridad y que conforma gran parte de la frustración posterior.

 La alternativa sería verlo como ese pensamiento que estoy teniendo de que: no entiendo el por qué no se me ha convocado  se está tornando en una especie de monstruo que poco a poco nos acerca hacia un pozo sin fondo, ¿ qué tal si dejamos caer la cuerda (los pensamientos rumiativos)  con la cual tratamos de atraer al monstruo hacia el pozo, de tal manera que al caer  no nos arrastrará con su fuerza hacia el pozo.

Concluyendo, entramos en lo que en psicología, bajo el enfoque de la terapia de aceptación y compromiso (ACT), denominamos la desesperanza creativa,  es decir soltar la cuerda de tal manera que con ella se van los pensamientos rumiativos lo que nos permite seguir avanzando hacia nuestros objetivos en la vida, la frustración pasa a mejor vida, con lo que nosotros conseguimos seguir por otros caminos sin tener que estar estirando la cuerda ni pelearnos con el monstruo la frustración .